Ermita de Ntra. Sra. de Luciana

Terrinches

Con diferentes estilos: Romano, medieval y contemporáneo. El Santuario se localiza a unos 800 metros a Poniente del núcleo urbano, sobre el antiguo camino real de Levante a Andalucía. Lugar de veneración antigua y muy extendida por la comarca, como demuestra la respuesta 51 de las Relaciones Histórico-Geográficas de Felipe II (1575), que dice : " ... la cual ermita esta muy adornada y en las Letanias de mayo y otros dias acerca suelen venir a ella en procesion los pueblos comarcanos, ..., vienen con mucha solemnidad y dicen su misa el cura de cada pueblo y se huelgan e comen y se van ... y asi de los pueblos comarcanos acuden a rezar y velar a la dicha ermita; ...“ .

De origen anterior, fue reedificada a expensas del Conde de Osorno -Comendador Mayor de Castilla- entre 1484 y 1525. El edificio es de planta rectangular, con bóveda de crucería de estilo gótico tardío en la capilla mayor, obra del maestro Ruy González del Corral en el la primera mitad del s. XVI. También en el s. XVI se reformó el cuerpo principal, levantando varias filas de arcos diafragma apuntados, sobre los que descansaba una cubierta de madera. En esta época contaba ya con portal, puerta principal de piedra labrada y unas estancias para el santero. La puerta principal mencionada se abre bajo arco de medio punto con dovelas y jambas de sillares, enmarcado todo por un alfiz quebrado.

A este momento pertenece el retablo, del que hablaremos más adelante, donde se colocaría la imagen de la Nuestra Señora de Luciana, escultura románica realizada en alabastro.

A finales del s. XVII y comienzos del s. XVIII, la mencionada cubierta de madera fue sustituida por otra de medio cañón con lunetos, construyéndose también el camarín de la virgen en la zona del presbiterio. Al exterior presenta cubierta a dos aguas en la nave y a cuatro aguas en la capilla Mayor.

En la actualidad, lugar de culto y romería, se ha levantado un pequeño coso taurino y varias dependencias auxiliares.

El santuario hoy está cuidado, con zona ajardinada, zona de porches y lugar donde acaba un vía crucis con imágenes sagradas desde el pueblo al santuario en cuanto a la obra y alrededores decir que el Santuario de Nuestra Señora de Luciana es un edificio de una sola nave, con una planta rectangular. Actualmente el acceso principal se realiza por el lado norte, a través de un portal abierto en triple arcada de medio punto, rematado por una sencilla españada. Este elemento había sido eliminado en agosto de 2001. A los lados del acceso existen varias estancias anexas, destacando el cuerpo rectangular de la sacristía, junto al camarín, realizado en mampostería. Bajo el portal se cobija una bella portada de cantería, de arco de medio punto, adovelada y enmarcada por un finisímo alfiz quebrado, sostenido sobre ménsulas poligonales. Junto a esta portada se encuentra parte de otra, mucho más baja, construida bajo un arco apuntado, con fuertes dovelas de sillares pero cegada con mampostería. Esta portada parece haber sido cerrada y parcialmente cortada al abrir la actual puerta de acceso. En el lado este, adosados al presbiterio, encontramos dos cuartos pertenecientes al camarín y a su ingreso. El camarín, de planta cuadrada, se cubre mediante cúpula sobre pechinas, adornada con pinturas geométricas barrocas y anagramas del nombre de María y Jesús. Este cuarto se abre a la capilla mayor mediante una profunda hornacina, cuajada tanto en su intradós como en el extradós con decoración vegetal, querubines y símbolos marianos, barrocos. Bajo el camarín existe una cripta de enterramiento, a la que se accede mediante unas estrechas escalerillas. En su muro frontal se abre una ventana exterior, rectangular, protegida con una magnifica reja de hierro. Existe otra ventanilla rectangular, adintelada con sillares, pero actualmente cegada, en el muro norte de esta estancia. El presbiterio se refuerza mediante el apoyo de dos esbeltos estribos circulares de cantería cubiertos de teja, lo mismo que todos los tejados del cuerpo principal, cruceros, camarín y dependencias anexas. El retablo consta de banco o “predella”, dos cuerpos, tres calles, ático, aletas y remate, combinando la pintura, el temple mixto en sus ocho tablas, y la escultura en bajorelieve, en los encasamientos, entrecuerpos, guardapolvo y remate, con pilastras de basas sencillas, fustes y capiteles enriquecidos con grutescos en relieve. Predominan los motivos vegetales y geométricos (ovos, palmetas, dardos ). Originalmente los motivos ornamentales de la arquitectura que encuadra las mencionadas pinturas, combinaba los tonos blanco, gris-verdoso, rojo y verde aguamarina, enriquecidos por zonas con pan de oro sobre bol rojo. Especialmente relevante es el retablo rencentista, del siglo XVI, existente en su interior. Al restaurar el edificio fueron encontrados restos de pinturas murales, visibles en la actualidad.

EL CALVARIO. En el entorno de la Ermita de Nuestra Señora de Luciana es posible verificar la existencia de cuatro grandes momentos de ocupación: romano, medieval cristiano, moderno y contemporáneo. A ellos hay que sumar un posible nivel de ocupación medieval islámico, no documentado arqueológicamente durante nuestra intervención pero que, según indican informantes locales, apareció al acometer la obra de la plaza de toros anexa al santuario. En ese momento se detectaron, al parecer, tumbas de inhumación orientadas hacia el este, cubiertas con teja curva y yeso, adscribibles a ese momento cultural. La intervención de urgencia llevada a cabo en la Ermita de Nuestra Señora de Luciana ha permitido documentar una inhumación medieval en cripta de varios individuos cristianos, expoliada en varias en repetidas ocasiones. No se han encontrado elementos de ajuar asociados, lo cual no significa necesariamente que no hayan existido éstos. Las sucesivas violaciones que han sufrido estos enterramientos bien han podido producir la desaparición de materiales asociados a los mismos. A tenor de los datos que aportan informantes locales, entre los restos arqueológicos se encontraron monedas bajomedievales. Una de ellas podía fecharse, al parecer, en el año 1348. Los tipos cerámicos registrados no permiten establecer una concreta localización temporal del yacimiento, ya que se encuentran dentro de unidades asociadas a niveles de escombrado y colmatación.

Óptica Quevedo, Villanueva de los Infantes

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En torno a la Tumba 1 se disponen otros enterramientos medievales y modernos, afectados tanto por sucesivas remociones del terreno como por las obras de ampliación de la Ermita realizadas en momentos precedentes. La mayor parte de aquellos no se encuentran en posición anatómica y están fragmentados.

EL RETABLO: De estilo renacentista, cronológicamente podemos situarlo entre 1535 y 1549, fecha esta última en que está documentado el asiento definitivo de éste en el santuario, si bien se desconoce el autor o autores del mismo.

Estilísticamente hay que destacar el sentido monumental en el tratamiento de las figuras, la aproximación a los cánones vitrubianos, las poses refinadas e idealizadas, y una clara influencia de los maestros italianos de la época. No obstante, aún se aprecia la tradición tardomedieval encarnada por maestros como Juan de Borgoña o Pedro Berruguete. Prueba de ello son los paneles de fondo, los grutescos, la importante presencia del oro o el escaso acierto en el tratamiento de la perspectiva, que se traduce en una escasa integración de las figuras y el espacio.

El retablo está integrado por el banco o predella, dos cuerpos, tres calles, ático, aletas y remate. En él se combina la pintura al temple de las tablas con los bajorrelieves, que confieren rica ornamentación con motivos vegetales y geométricos a la arquitectura que sirve de marco a las pinturas, destacando la presencia de pilastras de basas sencillas, fustes y capiteles decorados con grutesco en relieve. Los colores predominantes en las tablas son el rojo, el oro, el blanco, el verde, el azul y los grises.

Desde el punto de vista iconográfico, el retablo se divide en las siguientes partes:

- En el banco o predella encontramos tres tablas, en las que se representan cinco figuras de tres cuartos. De izquierda a derecha, una primera tabla con la imagen de San Francisco de Asís y a Santo Domingo, en el centro una tabla con la representación de Cristo Salvador, y finalmente, una tabla con la figura de San Sebastián y un santo obispo. Molina Chamizo apunta la posibilidad de que éste último fuera San Agustín.

Las figuras se caracterizan por la serenidad e idealización de los rostros, y la frontalidad, suavemente rota en los casos de las que aparecen en los extremos, ya que San Francisco y el santo obispo se muestran ligeramente ladeados hacia el interior del retablo. Esta frontalidad - efecto típico del arte medieval - queda acentuada por la disposición de los dorados nimbos y el uso de paneles de separación con el fondo. No obstante, la introducción de sencillos paisajes denuncia la influencia del Renacimiento.

- El primer cuerpo, en cuya calle central se ubica la hornacina en que se veneraba la imagen tallada de Nuestra Señora de Luciana, cuenta con dos tablas en ambos extremos. A la izquierda, están representados San Pedro y San Pablo, y a la derecha, San Marcos y Santiago el Menor.

Las figuras aparecen de cuerpo entero, en pie, sobre un suelo pétreo, colocadas delante de fondos planos, con los consabidos paneles y nimbos de oro dispuestos frontalmente. El efecto de perspectiva se logra con la colocación de muretes detrás de aquéllas, dividiendo el fondo en dos franjas horizontales.

- El segundo cuerpo cuenta con dos paneles laterales que siguen el estilo de los anteriores. A la izquierda se representa la escena de la Anunciación y a la derecha una pareja de santos, en este caso San Juan y San Mateo Apóstol.

- En el ático una sola tabla remata el conjunto. En ella se representa el Calvario o Deesis. A diferencia del resto de las pinturas, el tratamiento de la perspectiva está más logrado, apreciándose distintos planos. A ello contribuye la no presencia del panel de fondo, un mejor tratamiento del paisaje y la disposición ladeada de los personajes, en la que se observa la representación no frontal del nimbo dorado de San Juan.

Las tablas, ante el estado de deterioro que mostraban, han sido restauradas entre 1991 y 1996 por la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales dependiente del M.E.C.

Es un lugar que puede ser visitado y es de fácil acceso desde el pueblo mediante un paseo ajardinado y arbolado de unos 500 metros de longitud.

Esta ubicado sobre la Ruta del Quijote, y en el mismo santuario hay un descansadero. En los alrededores hay un yacimiento arqueológico.

Aluminios Manuel Algibe Bravo, Villanueva de los Infantes

Aluminios Algibe

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